Al leer la frase de: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros» (Jn 13, 34) me han venido a la mente otros textos del Evangelio que reflejan su amor sin límite, reflejan lo que es el verdadero amor.
Después he recordado el título de una canción: Amando hasta el extremo de Maite López.
Me vienen personas que dieron ese amor hasta el extremo ayudando y defendiendo a la gente, arriesgando su propia vida: unas más conocidas como San Oscar Romero, otras menos como Beata María Laura Mainetti.

No siempre ese amor tiene que terminar con una muerte violenta. ¡Cuántas anónimas hay que dedican su vida a la gente carente de comida, de ropa, de escucha, de cariño… de amor reflejado en gestos concretos!
Contemplo este mandamiento que se ha hecho vida en gente concreta que conozco -aunque eso no suele ser noticia en los telediarios ni noticieros- y se seguirá haciendo en otras personas desconocidas para mí.
También me pregunto si ese amor le vivo desde dentro, desde la espontaneidad, desde mis entrañas.
Señor, deseo que tu Palabra se haga vida en mí cada día, que tu amor le refleje en mi jornada cotidiana. Que con tu gracia ame como dice Maite en su canción: «entregando mis entrañas, mis entrañas de mujer».