Para Jesús su familia es algo más que la biológica, que la familia de sangre. Como pone en el diccionario, familia también es el conjunto de personas que comparten alguna condición, opinión o tendencia. Y por aquí va el concepto de familia de Jesús, pues nos dice que: El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre (Mc 3, 35). Los que «tengamos la tendencia» a reflejar el Amor de Dios en nuestra vida cotidiana formamos parte de su familia.

Para mí es una alegría poder formar parte de ella y a la vez un compromiso que, no lo hago porque me lo ordene, no lo hago como medio para formar parte de ella, sino que ese amor de Dios recibido, me impulsa a compartirlo, a «contagiarlo», formando a la vez parte de esa familia universal, que no tiene fronteras, pero que se concreta en mi comunidad, en mi parroquia, y en mi caso, también en mi congregación. Ese amor de Dios le comparto en mi contacto personal con la gente con la que me relaciono y también en proyectos comunitarios: encuentros de la Palabra, ayudas por medio de Cáritas, de Pastoral Social… Él se hace presente entre nosotros y nos anima a hacer su voluntad libremente y por amor.
Gracias, Señor, por hacerme parte de tu familia.